
Más de alguna vez nos hemos preguntado sobre cómo es posible que nuestro cerebro sea tan funcional y que responda tan rápido a toda reacción, a veces nos extrañamos de cómo es que podemos memorizarnos una canción o las tablas de multiplicar, entre otras cosas.
El funcionamiento de nuestro cerebro es bien complicado y hay muchas investigaciones que se han hecho para saber las reacciones del mismo.
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6 cosas que deberías saber
Si la información es visual mucho mejor, está comprobado que nuestro cerebro aprende mucho más rápido cuando las cosas son visualmente, ya que trabaja el 50% en eso y la otra mitad se divide en las demás funciones. Nuestro ojos están capacitados para captar las cosas durante todo el día, han habido estudios que comprueban que los niños aprenden más rápido con lo visual, ósea con imágenes eso les desarrolla el interés de aprender más.
- Las imágenes panorámicas llaman más la atención a nuestro cerebro, ya que cuando recibimos mucha información extensa, nuestro cerebro quiere captarlo todo de una sola vez, a veces suele pasar que se nos es muy difícil de fijarnos en pequeños detalles ya que nuestra vista se enfrasca más en lo total. Por eso debemos saber manejar la capacidad del cerebro para poder recopilar dicha información de poco a poco.
- El descansar es esencial para el aprendizaje y la memoria, La universidad de california demostró con unos estudios que al tener una siesta antes después de un tiempo de estudio o trabajo, ayuda al buen rendimiento de el cerebro y nuestro aprendizaje es más, dormir 20 minutos es suficiente para que el cerebro descanse.
- La falta de sueño disminuye el aprendizaje, el no dormir trae graves consecuencias, una de ellas es que nuestro cerebro sufre la falta de aprendizaje y de memoria un 40% la facultad de medicina de Harvard demostró que 30 horas estar frente a una computadora o en libros aprendiendo algo, no es recomendable ya que el aprendizaje es nulo, ya que no tienes el descanso que necesita el cerebro.
- Aprendemos mejor si enseñamos a otros (y mejor aún si no nos ayudan) un estudio realizado comprobó que buscar nosotros la información nos hace capaces de aprender más.
- Se aprende mejor de forma intercalada, la hipótesis que se maneja en este método es que si tenemos exámenes de diferentes materias, y si los estudiamos por bloques o intercaladamente, eso beneficia a que el cerebro se desarrolle más y que el aprendizaje sea mayor.
Sabemos desde la antigüedad de que el aprendizaje reside en el cerebro humano.
Pero sólo en los últimos años los investigadores en neurociencia han sido capaces de adentrarse en el cerebro y observar cómo aprende nuestro cerebro a nivel molecular.
Las nuevas tecnologías, como la imagen de difusión, han abierto el funcionamiento interno del cerebro.
Esto ha permitido a los científicos “ver” lo que pasa en su interior cuando las personas aprenden.
Por otro lado, experimentos más sofisticados realizados con los cerebros de animales de laboratorio están ampliando todavía más lo que sabemos en este sentido.
Fundamentos fisiológicos
Para comprender cómo aprende nuestro cerebro, es necesario tener unos fundamentos de fisiología.
El cerebro actúa como una densa red de circuitos compuestos por fibras formadas por unas 100 mil millones de neuronas.
Por otro lado, el cerebro consiste de tres partes principales:
- El tallo.
- El cerebelo.
- El cerebro.
De las tres, la última es la más importante durante el aprendizaje, ya que es donde tienen lugar las funciones de mayor orden, como la memoria de palabras y el razonamiento.
Áreas del cerebro
Cada área del cerebro se especializa en una función.
Las más importantes para el aprendizaje son la visión, la audición, el habla, el tacto, la memoria a corto plazo, la memoria a largo plazo, el lenguaje y el razonamiento.
¿Cómo aprende nuestro cerebro?
Gracias a una red de neuronas.
Sinapsis
Las sinapsis transmiten la información sensorial a lo largo de los circuitos neuronales y se almacena temporalmente en la memoria a corto plazo.
Una región volátil del cerebro que actúa a modo de centro de recepción del flujo de información sensorial que nos encontramos en nuestras vidas diarias.
Una vez que son procesados en la memoria a corto plazo, los circuitos neuronales de nuestro cerebro transportan esos recuerdos al núcleo estructural.
Allí se comparan con los recuerdos existentes y se almacenan en la memoria a largo plazo, el amplio repositorio de todo lo que hemos experimentado en nuestras vidas.
Este proceso ocurre en un instante, pero no siempre es perfecto.
De hecho, es habitual que se produzca cierta degradación a medida que la información recorre miles de millones de axones neuronales, los cuales transmiten señales a la siguiente neurona mediante las sinapsis.
Ése es el motivo por el que muchos de nuestros recuerdos están incompletos o incluyen fragmentos falsos que nos inventamos para rellenar los huecos de los recuerdos reales.
Enlaces entre células
Los neurólogos han creído durante mucho tiempo que el aprendizaje y la formación de la memoria son el resultado del fortalecimiento y el debilitamiento de enlaces entre las células del cerebro.
Esto fue demostrado hace poco por investigadores del Centro para la Neurobiología del Aprendizaje y la Memoria de la Universidad de California.
En experimentos con ratones, fueron capaces de aislar y observar cómo actuaba el cerebro mientras aprende una nueva tarea.
Los investigadores descubrieron que cuando dos neuronas interaccionan con frecuencia, forman un enlace que les permite transmitir de forma más sencilla y precisa.
Esto implica unos recuerdos más completos y una mayor facilidad para recordar.
Y al contrario, cuando dos neuronas interactúan muy de vez en cuando, la transmisión no suele ser completa, lo que lleva a errores en el recuerdo, o incluso a la ausencia del mismo.
A modo de ejemplo de esto, piensa en tu desplazamiento diario de casa al trabajo.
No hace falta que pienses conscientemente en cómo llegar hasta tu trabajo, porque es un viaje que has realizado tantas veces que el recuerdo de cómo llegar está muy arraigado.
Vinculo estrecho
Las neuronas que controlan este recuerdo se han comunicado con tanta frecuencia que han formado un vínculo estrecho.
Cómo si fueran un grupo de viejas amigas.
Y ahora compara esto con la experiencia de conducir a un lugar que nunca has visitado. Para hacer este viaje, tu cerebro debe esforzarse mucho más.
Tienes que obtener las indicaciones para llegar, escribirlas o imprimirlas, y luego prestar especial atención a las señales de la carretera que te encuentres por el camino.
En este caso, las neuronas involucradas en el desplazamiento a este nuevo destino no han compartido sinapsis frecuentemente con anterioridad, por lo que se comunican de manera incompleta o ineficiente.
Esto requiere la formación de nuevas conexiones dentro del cerebro, lo que da como resultado un mayor esfuerzo consciente y más atención por nuestra parte.
Esta investigación tiene implicaciones importantes para saber cómo aprende nuestro cerebro, cómo almacena los nuevos conocimientos y cómo los recupera cuando es necesario.
Cuando se aprenden cosas nuevas, la frecuencia y el hecho de que haya pasado poco tiempo fortalecen la memoria y los recuerdos.
Ten en cuenta
Cuanto más practicamos y ensayamos, más fácil le resulta a nuestro cerebro transmitir estas experiencias de manera eficiente y guardarlas para poder acceder a ellas más adelante con rapidez.
Este proceso se denomina fluencia.
Otro estudio realizado en el Centro Martinos de Imágenes Biomédicas del Departamento de Radiología del Hospital General de Massachusetts y la Escuela de Medicina de Harvard, descubrió que el núcleo estructural del cerebro recibe la información sensorial de distintas regiones y luego combina los fragmentos de datos en una imagen completa que se convierte en el recuerdo de un suceso.
Este recuerdo se refuerza si existen varias entradas sensoriales. Por ejemplo, si ves y oyes algo, es más probable que lo recuerdes que en caso de que sólo lo oigas.
Otra de las claves para entender cómo aprende nuestro cerebro se encuentra en que si experimentamos una reacción emocional a algo (miedo, ira, risas o amor), la emoción formará parte del recuerdo y lo reforzará enormemente.
A la hora de recordar, los sujetos que han experimentado una reacción emocional son más propensos a recordar el suceso y a hacerlo con más precisión que quienes se limitaron a observarlo sin ningún apego emocional.
Esto explica por qué los sucesos muy emotivos (el nacimiento, el matrimonio, el divorcio y la muerte) son inolvidables.
Ahora bien, ¿qué es lo que sugiere este estudio neurológico sobre cómo aprende nuestro cerebro?
Pues debemos asegurarnos de utilizar todos los sentidos a la hora de aprender, además de tocar el lado sensible del cerebro mediante emociones como el humor, la narración de historias, las actividades en grupo y los juegos.
Hacer énfasis únicamente en lo racional y lo lógico no produce recuerdos intensos.
Un tercer descubrimiento realizado por el Programa de Biopsicología de la Universidad de Michigan confirmó que el cerebro se comporta de manera selectiva a la hora de procesar las experiencias que percibimos mediante nuestros cinco sentidos.
El cerebro está programado para prestar atención a cualquier experiencia que sea nueva o inusual.
Realiza comparaciones entre la información nueva recibida a través de los sentidos y la información existente de la memoria a largo plazo.
Cuando el cerebro encuentra una coincidencia, elimina rápidamente el nuevo recuerdo al clasificarlo como redundante.
Sin embargo, cuando la nueva información contradice la que ya está almacenada en la memoria, nuestros cerebros se ponen a toda máquina para intentar explicar la discrepancia.
Si la nueva información demuestra ser útil, se convierte en un recuerdo permanente que se puede recuperar más tarde.
Pero si esta nueva información no parece útil o no confiamos en su fuente, es probable que la olvidemos o que incluso la rechacemos, prefiriendo ceñirnos a la información que ya poseemos.
Como el aprendizaje requiere de forma inherente la adquisición de información nueva, la propensión de nuestros cerebros a centrarse en lo nuevo y olvidar lo redundante se convierte en una aliada natural.
De hecho, nuestros cerebros están programados para aprender desde el momento que nacemos.
Nuestra curiosidad natural está movida por la búsqueda inherente de nuestro cerebro de lo inusual que haya en nuestro entorno.
Por otro lado, los recuerdos pasados pueden ser un impedimento para aprender nueva información que contradiga la anterior.
A medida que envejecemos y acumulamos más experiencia, tendemos a depender demasiado de nuestro conocimiento pasado.
Es posible que ignoremos o incluso rechacemos información nueva que no concuerda con los recuerdos anteriores.
Los últimos estudios sobre el cerebro están resolviendo muchos misterios sobre cómo aprende nuestro cerebro.
Por lo tanto, los profesionales de la enseñanza deberían estar al tanto de estos avances y de los métodos de aprendizaje derivados que se basan en cómo aprende nuestro cerebro de forma natural.
La siguiente tabla resume los hallazgos de los tres estudios mencionados y sus implicaciones en el aprendizaje:
Hallazgo en estudios sobre el cerebro | Implicaciones en el aprendizaje |
La frecuencia y la novedad de las sinapsis neuronales aumentan la memoria | Aumentar la frecuencia mediante la práctica y mantener la fluencia con el uso |
Las emociones refuerzan los recuerdos | Incrementar el atractivo y las emociones asociadas al aprendizaje |
El aprendizaje provoca cambios en la estructura física del cerebro | El aprendizaje aumenta nuestra capacidad de aprender a lo largo de nuestras vidas |
Los recuerdos se almacenan en varias partes del cerebro | Involucrar todos los sentidos al aprender |
Nuestros cerebros están programados para centrarse en entradas nuevas e inusuales | El aprendizaje debería incentivar la curiosidad natural y la motivación intrínseca del cerebro |